miércoles, 22 de marzo de 2017

El Heraldo

Pues tras leer la obra creada por Mark Waid y J.G. Jones tengo dos sensaciones:

La primera es que sin duda ambos saben cómo reflejar el ambiente de conflictos raciales del sur norteamericano, principalmente el dibujante (pintor más bien). La segunda es que ojalá se hubiesen centrado en ese enfoque realista, sin necesidad de meter un componente superheroico con calzador, que en realidad aporta muy poco y distorsiona la credibilidad del guión y sobre todo del buen hacer de Jones ilustrando.
Porque en definitiva, uno se recrea en esos campos, esas expresiones, esas miradas y sentimientos, pero también es cierto que no hay nada nuevo en esa historia salvo ese componente superheroico que no encaja. 

Jones incluso se molesta en traer a escena a intérpretes de Hollywood conocidos para el caso, como Robert Ryan o Barbara Stanwyck, pero la pega no está en la visualización de la historia.

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